- Un nuevo estudio ofrece una visión granular sin precedentes del uso digital en Estados Unidos, incluida la forma en que la gente navega por Internet, utiliza las redes sociales, crea documentos y codifica software.
- Las zonas con mayores ingresos familiares y mayor nivel educativo mostraron sistemáticamente un mayor compromiso digital.
- Estos resultados cuestionan la suposición de que las brechas digitales desaparecen una vez que la infraestructura básica de banda ancha está ampliamente disponible.
La brecha digital suele entenderse como la diferencia entre los que tienen acceso a la infraestructura de Internet y los que no. Sin embargo, la reciente investigación de mi colega revela que la verdadera historia es más profunda, y pone de relieve las marcadas diferencias en cómo se utilizan las tecnologías digitales.
Esta “nueva brecha digital” tiene importantes consecuencias para la igualdad social, ya que agrava las disparidades existentes y crea otras nuevas. También altera las oportunidades económicas, ya que las personas con competencias digitales limitadas pueden quedar rezagadas en el mercado laboral. Además, afecta a la participación cívica, ya que los menos alfabetizados digitalmente pueden tener dificultades para participar en actividades cívicas en línea.
Existe una brecha sustancial entre las comunidades urbanas y rurales
Nuestra investigación (ver artículo), realizada en colaboración entre el Laboratorio de Microsoft AI for Good, la Harvard Business School y la Wharton School, ofrece una visión granular sin precedentes del uso digital en Estados Unidos.
Utilizamos datos telemétricos anonimizados de 40 millones de dispositivos Windows (no empresariales) en hogares, recogidos durante las actualizaciones de software. Estos datos van mucho más allá de las métricas tradicionales, como la conectividad a Internet o la propiedad de ordenadores, y profundizan en cómo interactúan las personas con la tecnología. Esto incluye actividades como navegar por Internet, utilizar las redes sociales, crear documentos y codificar software.
Lo que se desprende de nuestro análisis es que existe una brecha sustancial entre las comunidades urbanas y rurales, no sólo en la infraestructura, sino también en nuestras medidas de uso y aproximaciones a la alfabetización digital -la eficacia y creatividad con que las personas utilizan la tecnología-. Para captar estas diferencias, desarrollamos dos índices distintos:
- El Índice Compuesto de Medios de Comunicación e Información (ICM ) mide el uso general de la informática y los medios de comunicación, incluyendo actividades como la navegación, el tratamiento de textos y el correo electrónico.
- El Índice Compuesto de Creación de Contenidos y Computación (ICC) mide las actividades especializadas, como el desarrollo de software y el diseño gráfico.
La Figura 1 muestra estas disparidades geográficas, con las zonas urbanas mostrando en general niveles de uso más altos que las regiones rurales. Sin embargo, incluso dentro de las grandes áreas metropolitanas, como Chicago (mostrada en el panel derecho), persisten variaciones sustanciales entre los distintos códigos postales, lo que pone de relieve que la brecha digital es mucho más grave de lo que podrían sugerir las diferencias de infraestructura (en comparación, la disponibilidad de banda ancha es mucho más homogénea).

¿Qué factores provocan estas divisiones?
Estos resultados cuestionan la suposición de que las brechas digitales desaparecen una vez que la infraestructura básica de banda ancha está ampliamente disponible.
Algunas zonas con una buena infraestructura de Internet siguen experimentando un uso digital sorprendentemente bajo. Por el contrario, las regiones con sólidas competencias digitales pueden aprovechar la tecnología para el progreso económico y social a pesar de las limitaciones infraestructurales.
En nuestro análisis, los niveles de renta y educación surgieron como influencias críticas. Las zonas con mayores ingresos familiares y mayor nivel educativo mostraron sistemáticamente un mayor compromiso digital en ambos índices. Esto sugiere que el uso digital está estrechamente ligado al estatus socioeconómico, reforzando las desigualdades existentes.
Este planteamiento significa ir más allá del enfoque político tradicional centrado en el hardware y la conectividad. Los responsables políticos, los educadores y las organizaciones comunitarias deben invertir en programas de alfabetización digital que atiendan a las diversas necesidades de las comunidades.
Además, la medición continua es fundamental para garantizar que las iniciativas abordan eficazmente las necesidades del mundo real y tranquilizan al público sobre su adaptabilidad a los cambiantes panoramas tecnológicos. Esto incluye el seguimiento continuo de las tendencias de uso digital.
Al poner a disposición del público nuestros índices detallados, invitamos a seguir investigando y formulando políticas.
La brecha digital está evolucionando
Superar esta nueva brecha exige comprender no sólo quién tiene acceso a Internet, sino cómo lo utiliza.
Nuestras conclusiones (leer artículo) subrayan la necesidad de estrategias localizadas que den prioridad a la educación, la formación y el apoyo continuo para aprovechar el potencial de la tecnología para un cambio positivo.
Colaboradores: Mayana Pereira, Raffaella Sadun, Tambe Prasanna, Lucia Ronchi Darre, Tammy Glazer, Allen Kim, Rahul Dodhia y Juan Lavista-Ferres.
Shane Greenstein es Profesor Martin Marshall de Administración de Empresas en la Harvard Business School.
Las opiniones expresadas por los autores de este blog son suyas y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Internet Society.