El 8 de agosto, millones de internautas rusos descubrieron que ya no podían acceder a YouTube. Esta interrupción se interpretó ampliamente como el último paso hacia el bloqueo del popular sitio para compartir vídeos en Rusia, donde ha servido desde 2022 como una de las últimas plataformas que quedan para conectar al público ruso con el mundo exterior.
Las recientes medidas para limitar el acceso a YouTube se consideran un tanto arriesgadas debido a la condición de la plataforma para compartir vídeos como el sitio de medios sociales más popular en Rusia. De hecho, no fue ninguna sorpresa que el aparente cierre de YouTube provocara una gran alarma e indignación en las redes sociales rusas. En particular, no existe actualmente ninguna alternativa genuina en Rusia. El Kremlin ha promovido plataformas nacionales similares, como VK Video y RuTube, pero estas opciones no han podido rivalizar con la popularidad o el alcance de audiencia del propio YouTube.
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