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Un mundo, tres brechas digitales

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September 17, 2024

En los albores de la reforma de las telecomunicaciones, cuando los gobiernos empezaron a reconocer el poder de la competencia y de la inversión del sector privado, también se dieron cuenta de que, aunque la inversión global en infraestructura digital aumentaría significativamente en un entorno competitivo, esta inversión probablemente se concentraría en zonas urbanas densamente pobladas.

En respuesta, reguladores como la FCC en Estados Unidos impusieron normas para financiar el acceso universal, y gobiernos de todo el mundo concedieron licencias competitivas que exigían a los licitadores cubrir las zonas rurales como parte de sus obligaciones de inversión. Muchos gobiernos también fijaron ambiciosos objetivos de banda ancha en cuanto a velocidad y penetración, complementados con iniciativas de financiación pública.

Como resultado, países como Corea del Sur desarrollaron alrededor del 95% de su infraestructura de banda ancha mediante inversión privada en un entorno competitivo, impulsando significativamente la conectividad en las zonas rurales y entre los grupos desfavorecidos mediante políticas proactivas.

El cierre de la brecha de la banda ancha

Sin embargo, el panorama digital actual ha evolucionado más allá del mero acceso y uso de la banda ancha. Aunque la banda ancha sigue siendo una métrica crucial, la computación en nube y la inteligencia artificial (IA) han surgido como motores clave de la competitividad moderna de ciudades, regiones y naciones.

Simultáneamente, las nuevas tecnologías, como la banda ancha por satélite, han reducido los costes y aumentado las opciones competitivas para la conectividad rural. Gracias a innovaciones como la Multiplexación por División de Longitud de Onda Densa (DWDM) y a una mayor competencia, la transferencia de datos a través de cables submarinos cuesta ahora también una fracción de lo que costaba hace una década, lo que hace más asequible el acceso global a Internet. En los últimos diez años, el coste del ancho de banda transatlántico se ha desplomado de 20-30 USD por Mbps a menos de 1 USD por Mbps en la actualidad.

Del mismo modo, el acceso a los teléfonos inteligentes en África se ha cuadruplicado, y alrededor de la mitad de la población del continente tiene ahora acceso a un teléfono inteligente, a pesar de problemas como los elevados derechos de importación sobre los equipos informáticos y los excesivos impuestos. Para profundizar en estas cuestiones, consulta el libro Broadband Strategies Handbook.

Infografía del mapa del mundo en la que se destaca el África subsahariana y la diferencia en la brecha de conectividad y uso entre 2015 y 2022
Figura 1 – Brecha digital medida por las métricas tradicionales de acceso a la banda ancha. Imagen: Informe sobre el estado de la conectividad móvil a Internet 2023, GSMA.

División de infraestructuras en la nube

Sin embargo, la brecha digital se acentúa cuando tenemos en cuenta la computación en nube.

En África, por ejemplo, cerca del 40% de la infraestructura en la nube del continente -unos 150 MW de capacidad instalada- se concentra en Sudáfrica.

En comparación, sólo la ciudad de Milán, en el sur de Europa, tiene una capacidad instalada de 215 MW, con otros 400 MW en construcción. En la actualidad, Milán es la sexta ciudad europea con mayor capacidad de nube, justo fuera del famoso acrónimo FLAPD (Fráncfort, Londres, Ámsterdam, París y Dublín). Con su capacidad actual, esta única ciudad europea tiene una infraestructura de nube equivalente aproximadamente a la mitad del continente africano.

A nivel mundial, más del 95% de la inversión en infraestructuras en la nube está impulsada por el sector privado, de forma similar a las estadísticas históricas de la banda ancha. Sin embargo, en ausencia de mandatos o planificación del sector público -lo que podría resultar contraproducente-, estas inversiones tienden a concentrarse en gran medida en regiones y ciudades concretas. Esto ha llevado a algunas autoridades públicas a intervenir estableciendo políticas para gestionar el crecimiento, como se ha visto en las nuevas restricciones a la construcción de centros de datos en Irlanda.

Los mercados emergentes están atrayendo importantes inversiones privadas en infraestructura de nube, como demuestran los avances en Sudáfrica, Brasil y Malasia, y las inversiones de alto perfil como la asociación Microsoft-G42 en Kenia. Sin embargo, cuando se mide por el acceso a la infraestructura de la nube, la brecha digital se hace aún más evidente, lo que subraya la necesidad de políticas más específicas y proactivas para abordar estas lagunas.

División HPC

La brecha se amplía aún más cuando se considera la inteligencia artificial. En la actualidad, el principal destino mundial de los envíos de unidades de procesamiento gráfico (GPU) es la computación de alto rendimiento (HPC). Aproximadamente la mitad de los 500 principales sistemas de HPC se encuentran en países de renta alta.

Mapa en árbol que muestra la ubicación y el tamaño de las 500 mayores empresas de HPC del mundo
Figura 2 – Las empresas de informática de alto rendimiento de Estados Unidos representan casi la mitad de los 500 sistemas HPC más importantes del mundo. Fuente: Top500.org

Entre los mercados emergentes, sólo China alberga unos 200 de ellos; muy pocos más poseen infraestructura de HPC. En los próximos cuatro años, se espera que los centros de datos pasen de ser el cuarto al segundo destino de las GPU. Esto sugiere que los países con una sólida infraestructura de datos atraerán futuras inversiones. Así pues, la brecha actual en la infraestructura de la nube conformará la brecha del mañana en la IA, agravando las disparidades creadas por la infraestructura de HPC existente.

Los mercados emergentes pueden tener algunas ventajas en términos de acceso a los recursos energéticos, lo que podría ayudar a mitigar aspectos de esta brecha emergente. Por ejemplo, el acuerdo de AWS con Talen Energy para garantizar el acceso a largo plazo a la energía nuclear para los centros de datos es un avance significativo del sector, que subraya la importancia del acceso a la energía barata.

En el ámbito de la IA, la división también debería medirse por el acceso a los grandes modelos lingüísticos (LLM), ya que la coexistencia de modelos propietarios y de acceso abierto refleja una estructura de mercado similar al panorama del software propietario frente al de acceso abierto de hace unos años.

En conclusión, el mundo moderno exige una redefinición de la brecha digital. Ya no basta con considerar únicamente el acceso a la banda ancha; también hay que tener en cuenta las dimensiones de la infraestructura en la nube y la inteligencia artificial para comprender el alcance total de la desigualdad digital.

Carlo Rossotto es Oficial Principal de Inversiones de la Corporación Financiera Internacional.


Adaptado del post original que apareció por primera vez en Medium.