Aunque los incidentes del Mar Báltico no paralizaron los servicios de Internet, expusieron vulnerabilidades sistémicas en la infraestructura submarina.
Tony O’Sullivan, director general de RETN, señala que las regiones nórdica y báltica no son inmunes a estos riesgos: “Estos sucesos ponen al descubierto las debilidades más generales de la infraestructura de telecomunicaciones de los países nórdicos y bálticos”. Aunque las rutas alternativas mitigaron el impacto inmediato, la dependencia de un número limitado de vías revela una preocupante falta de redundancia en áreas críticas.
Para O’Sullivan, la conclusión es clara: el sector debe adoptar una perspectiva global para preparar sus redes para el futuro.
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