- El software de código abierto sustenta los sistemas de pago digitales, las plataformas gubernamentales y los sistemas de coordinación de emergencias.
- A pesar de su importancia, la financiación de su desarrollo y mantenimiento ha ido disminuyendo.
- Los responsables políticos deben reconocer que el software de código abierto es fundamental para la resiliencia económica, el crecimiento del PIB y la gobernanza democrática.
Las conversaciones con diplomáticos, tecnólogos y líderes políticos en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Código Abierto revelaron que el futuro de Internet depende de quién construya, posea y mantenga su infraestructura.
Los países deben construir simultáneamente una capacidad digital fundacional y prepararse para rápidas transformaciones tecnológicas que podrían remodelar toda su economía. Sin esta inversión colectiva, corremos el riesgo de profundizar las desigualdades globales y limitar el potencial de innovación colectiva.
Aunque el software de código abierto lo sustenta todo, desde las plataformas de servicios gubernamentales hasta los sistemas de respuesta a emergencias, sufre una invisibilidad crónica y una financiación inestable.
El déficit de infraestructuras
De 210 países en todo el mundo, sólo:
- 103 han implantado sistemas de intercambio de datos
- 93 han establecido sistemas de pago digitales
- 57 han implantado sistemas de identidad digital.
Esta brecha en la infraestructura digital no sólo tiene que ver con la comodidad, sino también con la soberanía nacional y la participación económica. Los países sin una infraestructura pública digital sólida corren el riesgo de depender de plataformas extranjeras y de quedar excluidos de los mercados mundiales.
La experiencia de la Unión Europea con la identidad digital ilustra tanto sus promesas como sus deficiencias. La UE está poniendo a prueba una Cartera de Identidad Digital diseñada para servir a 500 millones de individuos, pero han surgido preocupaciones sobre la privacidad en relación con el marco técnico actual. Los criptógrafos recomiendan la tecnología de prueba de conocimiento cero para proteger la privacidad de los ciudadanos, pero su aplicación y ensayo siguen limitados por procesos de aprobación burocráticos. Cuando los sistemas de identidad digital afecten a 500 millones de personas, las decisiones técnicas que se tomen hoy determinarán si los ciudadanos controlan sus vidas digitales o se convierten en sujetos de vigilancia.
La crisis de financiación
Los problemas de financiación son cada vez más evidentes en Europa y EEUU.
La Comisión Europea está considerando excluir las iniciativas de código abierto de su programa insignia de financiación Horizonte Europa, recortando potencialmente 250 millones de euros en ayudas que han sostenido docenas de proyectos que promueven la libertad en Internet desde 2018.
En Estados Unidos, la Fundación Nacional para la Ciencia dio por terminados unos 1.300 proyectos de investigación por valor de más de 1.000 millones de USD, de los que ahora se han cancelado 11 millones que apoyaban esfuerzos de código abierto.
A medida que disminuye la financiación gubernamental heredada, las organizaciones que mantienen las infraestructuras críticas se enfrentan a retos inmediatos a la hora de conseguir financiación alternativa para preservar los sistemas esenciales.
Un camino hacia la soberanía digital
La solución requiere replantear nuestra forma de pensar sobre la infraestructura de código abierto. En lugar de tratarla como una curiosidad técnica, los responsables políticos deben reconocer que es fundamental para la resiliencia económica, el crecimiento del PIB y la gobernanza democrática.
El código abierto permite sistemas de pago digitales que facilitan la actividad económica, plataformas gubernamentales que sirven a los ciudadanos y sistemas de coordinación de emergencias que protegen la seguridad pública.
Los países que adopten una infraestructura digital abierta e interoperable, manteniendo al mismo tiempo sus ventajas competitivas, no se limitarán a sobrevivir a la disrupción tecnológica, sino que moldearán activamente su trayectoria. Esto significa invertir en modelos de financiación sostenibles, incluyendo enfoques innovadores como los activos digitales que pueden proporcionar apoyo continuo a las infraestructuras críticas.
El futuro de la soberanía digital vendrá determinado por nuestras decisiones de hoy sobre cómo invertir, gobernar y ampliar la infraestructura digital abierta. Los países que deleguen estas decisiones en actores privados o se refugien en sistemas cerrados corren el riesgo de perder su independencia tecnológica justo cuando más importa.
Lee el análisis completo de los retos y oportunidades de la infraestructura digital en“UN Open Source Conference 2025 Insights“.
Feven Mekonenn es el fundador de Open Web Culture, un estudio de investigación experimental que examina cómo las tecnologías emergentes dan forma a la cultura, la economía, la autonomía y la administración.
Las opiniones expresadas por los autores de este blog son suyas y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la Internet Society.
Foto de Secretaría de SuSanA vía WikimediaCommons
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